Se
recuperaron capacidades de enriquecimiento de uranio en el Complejo Tecnológico
de Pilcaniyeu, en Río Negro. Se espera que allí se produzca combustible para
los futuros reactores nucleares argentinos y también para exportación. Agencia TSS – Durante la década del 80 se logró
enriquecer uranio en la planta de Pilcaniyeu, en Río Negro, a 60 kilómetros de
Bariloche. Este proyecto, que había comenzado en forma secreta algunos años
antes, fue un hito del desarrollo nuclear argentino. Sin embargo, el plan de
enriquecimiento de uranio fue abandonado a principios de los 90 con el
argumento de que no era viable económicamente, y la planta de Pilcaniyeu quedó
paralizada. La caída del muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética
habían generado una abrupta caída de los precios internacionales por
sobreoferta de este mineral enriquecido: el precio de la libra de uranio había
pasado de 100 dólares a solo 5.
El Complejo Tecnológico de Pilcaniyeu pertenece a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)
y cuenta con una superficie de 30.000 metros cuadrados. El 30 de noviembre
pasado fue visitado por la entonces presidenta Cristina Fernández para
inaugurar una nueva etapa de las obras que implicaron una inversión de 250
millones de pesos por parte del Ministerio de Planificación Federal, Inversión
Pública y Servicios, que le permitieron recuperar gran parte de su
infraestructura, así como incorporar un nuevo sistema de carga y descarga,
sistemas de comunicaciones, una planta de producción de flúor y una de
tratamiento de efluentes. En 2006, la CNEA comenzó a recuperar las
instalaciones, para lo cual hubo que adaptarlas a las normativas ambientales
actuales y comenzar un programa para capacitar al personal y para incorporar
especialistas.
Actualmente, en Pilcaniyeu se enriquece uranio a escala de laboratorio.
El objetivo es tener un plantel de unas 140 personas entrenadas en diversas
técnicas de enriquecimiento y que allí se produzca el combustible para los
futuros reactores nucleares de potencia argentinos que utilicen la tecnología
de uranio enriquecido y agua liviana.
El enriquecimiento de uranio está sometido a fuertes regulaciones a
nivel mundial y son poco más de diez los países con capacidad para hacerlo.
Juan Bergallo, ingeniero nuclear e investigador en el proyecto de
enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu, afirma que se trata de “tecnologías
que son sensibles en lo geopolítico, porque las máquinas y los equipos que se
usan para enriquecer el mineral permiten obtener uranio tanto para abastecer a
los reactores, como para desarrollar armamento atómico. Entonces, la tecnología
suele ser secreta. El uranio no, porque se usa para alimentar los reactores”.
La planta de Pilcaniyeu debió adaptarse a las nuevas normativas
ambientales, por lo que gran parte de sus modificaciones tuvieron que ver con
modificar el sistema de manejo de efluentes, para que no se liberara ningún
líquido al ambiente, y con incorporar un sistema que mantiene una presión
atmosférica dentro de las instalaciones en un nivel más bajo que la ambiental,
de manera que, ante una eventual pérdida, se garantiza que ningún gas pueda
escapar a la atmósfera.
El método por el cual se enriquece uranio en Pilcaniyeu es el de
difusión gaseosa, que consiste en hacer pasar el uranio a través de una
membrana porosa, como si fuese un colador. Cuando ese proceso se lleva a cabo
en determinadas condiciones de presión y temperatura, se logra separar el
uranio 235 del 238. La CNEA también está desarrollando la tecnología
centrífuga, que es un método que consiste en acelerar hexafloruro de uranio
como con un secarropas. El mismo efecto que separa el agua de las prendas de
ropa logra separar los diferentes isótopos de uranio. Además, se está
trabajando en el uso de láseres para lograr la separación del uranio.
La máquina centrífuga se está desarrollando en el Centro Atómico
Constituyentes y el proyecto de láser se está llevando adelante
en el Centro Atómico
Bariloche. “En este momento estamos iniciando el proceso de
adecuación de las instalaciones para recibir en Pilcaniyeu los primeros trabajos
de láser”, comenta Bergallo.
Agencias
TSS Matías Alonso