Mencion Especial del concurso Nicolas Savio 2008.

CONCURSO HOMENAJE A NICOLAS SAVIO

Corría el año 1948, tenia yo, por entonces, 14 años. Después del primario hice un curso de
dactilografía e ingles. Un amigo de la familia me consiguió un trabajo. Asi comencé mis
primeras armas en el mercado laboral como empleada en una pequeña empresa familiar en
Villa Progreso, Partido de San Martín.
Tenían unos 6 telares. Caminar por esas calles era escuchar el rítmico golpeteo de los te =
lares que salían de cada vivienda, solo matizado por el traqueteo del tranvía Lacroze que
entonces corría por la calle Iturraspe. Todos los propietarios de las viviendas, o su gran
mayoría, tenían al frente una oficina y su vivienda, y en los fondos, protegidos por un tin =
glado o en un galpón, los telares.
Las telas que producían eran comercializadas por los mismos dueños de esas viviendas con
Sus hijos o trabajaban “a façon” por cuenta de terceros. En el caso de los casimires eran de
primera calidad porque se usaban los mejores hilados, competían con los famosos de origen
ingles, imitándolos en calidad y dibujo, y en los orillos llevaban bordadas las marcas, ge =
neralmente usando nombres foráneos, por ejemplo” Glasgow” que es uno que recuerdo.
Allí trabaje unos siete años. Cuando salía de mi trabajo iba a una escuela vespertina de San
Martín donde hice el secundario. Allí conocí al que seria mi marido que trabajaba en una
tintorería textil donde había comenzado lavando tachos de tinturas. Su responsabilidad y
afán por progresar hicieron que fuera escalando posiciones. La actividad textil seguía pros=
perando en todas sus etapas: urdimbre, tejido, teñido, estampado y acabado de telas.
En 1990 mi marido falleció y alguien le ofreció a mi hijo trabajar en un laboratorio textil.
A partir de allí fue incorporando conocimientos y se iba capacitando en lo que se relaciona=
ba con la rama textil. Irremediablemente empezó entonces la declinación de la industria en
general a lo que no escapo la textil. Establecimientos como Grafa, Estexa, La Hidrófila Ar=
gentina, y tantos otros, fueron cerrando sus puertas.
La importación estaba en su apogeo y los servicios fueron reemplazando a la industria.
Pero aquellos que con gran esfuerzo lograron mantenerse se vieron premiados a partir de
2002 con el cambio de políticas del nuevo gobierno recobrando la industria su importancia.
Hoy, la incierta situación internacional, una vez mas, pondrá a prueba nuestras fuerzas. ¿Sa=
bran nuestros dirigentes políticos, industriales, comerciantes, el campo, los trabajadores,
ponerse a la altura de estas nuevas circunstancias?. Este es el gran interrogante.
Emma Avalle.

San Martín. Octubre de 2008

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